de las tinieblas.
Hosca oscuridad de la mente,
gigantes sombras nublando la razón.
Un abismo apoderado del sentido,
y el ingenio de barahúnda envuelto.
Este es el legado luctuoso de delirio.
Solemne estafa de la vida.
Capricho infame de la naturaleza.
Arropándome.
Entonces no me veo.
Sólo soy una proyección de mí misma,
vestigios inconscientes de un cuerpo.
Carmen Cano Durán © ®
foto:Carmen Cano Durán © ®