Y entre suspiros
de un vaivén que se acumula
esta mirada que era de luces serenas
comienza a escaparse
para tornarse opaca.
Mezquindad consabida
no aceptada
de una vida que no cesa
de esta manera,
así, tan disipada,
intensa, muy intensa,
dolorosa.
Extravagante.
Pausada.
Acelerada.
Y entre suspiros, ausentes
desde hace ya demasiado
tiempo,
necesarios como un respiro
porque respiramos,
y cuando está ausente
la asfixia cuán eterna se antoja.
Carmen Cano Durán © ®