Ausencia
de sol espacial,
-y el sol no se ha consumido-.
y
consumo otra jornada
en una tarde difunta.
Contemplo
un cielo no azul,
un cielo desconocido,
huérfano, con
estrellas
lentas, buscando
cobijo.
La
oscuridad se derrama,
se aproxima, me
intimida.
La
sombra se extiende firme,
-como los cuerpo
auténticos-,
abrazándose a mi
mente,
falseando mi verdad
toda.
Sombras.
El entendimiento.
Sombras.
Nubes. La razón.
Estoy
alerta a tantos cuerpos,
sin cuerpo, que
amenazantes
me enseñan el
desconcierto.
Sombras
provocando engaños,
tengo opacas formas
que veo.
Cruentas
sombras me consumen
mientras consumo mi
tiempo.
A
veces se me despierta,
se apaga, a veces, mi
mente.
Y
se consumen mis ojos
cansados. Las manos
rastrean
las hojas que se consumen.
Mi
voz grita y se deforma.
El
sonido se deforma.
Se
deforma mi silencio.
Las
palabras se deforman
cuando de mi
pensamiento
huye la tinta
nerviosa.
¿ se consumen las palabras?
¡ No pueden ser las palabras!.
Soy
yo. Eso que veo, siento y creo.
Mis
imágenes confusas.
Falsas
visiones. Son entes
que no existen. ¡ Es mi mente!.
Se
va muriendo el dolor,
y quedan versos
sombríos.
Se
va muriendo el dolor,
¿se aleja de mi camino?.
Se
va muriendo el dolor,
brotando en la tierra
vida.
Se
va muriendo el dolor,
junto al dolor del
dolor.
Se
va muriendo el dolor,
grito de cuerpo
desnudo.
Se
va muriendo el dolor,
mi alma que tembló de
frío.
Se
va muriendo el dolor,
retorno al mundo.
Vigor.
Se
va muriendo el dolor,
y el vómito de la
vida.
Se
va muriendo el dolor,
temor a un vacío
abismo.
Se
va muriendo el dolor,
ser que ya regresa al
ser.
No
hubo sombras. Escondido
el verbo estar dominó.
¿ sombras vivas? ¡ Sombras muertas!
Mientras miro otra jornada.
Porque
todo se consume
lentamente. ¿ todo muere?
¿ mis días desalentados
van muriendo también?
Carmen Cano Durán © ®